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miércoles, 23 de noviembre de 2011

PRIMEROS AMORES, reflexiones sobre el amor de nuestras alumnas.




Al Amor

María Vargas

Amor, sólo dos sílabas y cuanta grandeza encierra.
Desde que nacemos empezamos a amar. En el momento en el que te ponen en el regazo de tu madre, ya sentimos el amor. Pues en lo más hondo de tu ser sabes que ella te ha dado la vida.
Después, cuando se tiene conocimiento aparece el amor a la familia. A tu amiga íntima, cómo te sientes compenetrada con ella, y cuánto la echas de menos, cuando por circunstancias de la vida estáis separadas, te sientes apenada.
Más tarde, viene otra clase de amor. Cuándo se está en la edad de la adolescencia, ese amor platónico por algún chico de tu reunión, se van los ojos detrás de él y deseas con locura que se te acerque y te diga algún cumplido. ¡Cuánta ilusión!  ¡Qué sin vivir!
 Luego, cuando se tiene novio formal, le quieres con toda el alma. ¡Eso es lo más grande del mundo! Siempre pensando en él, esperando la hora de verlo y sentirlo junto a ti. Después, el primer desengaño y la ruptura. Eso parece el fin del mundo y de lo que nunca te vas a reponer.
Más adelante, conoces al hombre que el destino te tiene preparado para casarte con él. ¡Qué día tan feliz, el de la boda!  ¡Qué amor tan grande se siente!
Van pasando los años y se siente un amor más reposado y también más sacrificado.
Y si hablamos del amor a los hijos, solo se puede decir: ¡Qué con gusto se da la vida por ellos!



Amores de juventud


Lucía Sopeña


No puedo contar tanto de mis amores de juventud, puesto que la tuve marcada por la muerte de mi padre, que le llegó cuando yo tenía 18 años, y me cortó bastante la vida. Pero sí tuve mis amores de juventud, algún pretendiente y algún novio que no llegaron a encajar.

He sido muy retraída y vergonzosa. Recuerdo ir paseando y cruzarse un chico de acera para echarme un piropo, que eso se llevaba mucho. Cuando llegaba a mi lado, no se que cara le ponía, el caso es que los asustaba y no se atrevían.

Novio tuve, el que fue mi marido y podría contar muchas anécdotas y vivencias que tuve. También diré que no lo disfruté como me hubiese gustado, ya que mirábamos mucho el que dirán, ya que había mucho tabú en todo lo referente a los amores. Todo era pecado y todo lo que hacíamos lo teníamos que confesar.

Así que teníamos que ser formales y decentes. Los chicos tenían menos prejuicios, pero aún así como quisieran a una chica la tenían que respetar.

Yo así lo viví y le hacía sudar para que me diera algún achuchón, aunque lo estuviera deseando.

Más o menos así eran los amores en los años cincuenta y cinco, que son los que yo viví.

Esto es algo de los amores de mi juventud, de cómo entonces se vivian.





Mi primer amor, mi único amor

Juana Rosas

Cuando conocí a Bruno yo tenía 19 años y él no estaba nada mal. Le conocí en el baile en Vallecas Villa, pues  no había otra diversión en aquellos tiempos.

Me iba con mis amigas a bailar, nos sentábamos y tomábamos cualquier cosa, hasta que los chicos nos sacaban a bailar, eran muy feos y a mí no me gustaba ninguno.

Al cabo del tiempo bailé con uno que me dio dos pisotones y lo dejé plantado en medio del baile y no bailé más. Pero de pronto le dije a mi amiga Carmen “mira que cosa mas guapa de chico, tengo que bailar con él”. Cuando me di la vuelta él me dijo ¿quieres bailar? Vaya si quería… me cogió por la cintura y casi me da algo. Olía como los propios ángeles, me gustaba cada más y así bailamos toda la tarde.

Cuando terminó el baile me acompañó hasta mi casa y me dijo que le gustaba que si quería ser su novia. Me quedé que no sabía que decir, pues jamás le dije que sí. Me dio un beso y se fue. Esa noche no pude dormir, no me lo podía creer.

Al día siguiente me fue a buscar a mi trabajo, yo era peluquera y así todos los días durante diez años. Éramos el uno para el otro.

El día 13 de mayo nos casamos, fue completa nuestra felicidad. No tuvimos luna de miel, pero nos íbamos de pesca todos los días, pero no pescábamos, fueron días preciosos.

Mi marido era muy guapo, tenía los ojos azules. Cada día daba gracias por tenerlo a mi lado. Para mayor felicidad nació mi primer hijo, era precioso. Bruno estaba loco de contento. Dos años después nació Juan.

Cuando fueron mayores se iban con su padre , le gustaba irse con sus hijos, era todo perfecto.

Hasta que todo se complico, Bruno enfermó y todo fue muy rápido, se fue en poco tiempo. Me dio gracias por haberle hecho feliz y por todo lo que le había dado. Nos quisimos hasta su último suspiro y yo sigo queriéndole y le querré hasta el fin de mis días.



Mis amores

Teresa Osado

Mi nombre es Teresa Osado Fernández, nací en Garcíaz provincia de Cáceres el día 25 de septiembre del 1941.

Cuando yo tenía 14 años se enamoró de mí y yo de él un chico llamado Manolo, nos queríamos mucho, pero mis padres no le querían para mi, y no me dejaban salir. El me tenía un amor muy puro, me miraba como si fuera un ángel. Se fue al Servicio militar y las cartas que me escribió yo nunca las recibí, pues mis padres las escondían. Yo pregunté a un amigo que teníamos en común qué pasaba con Manolo que no me escribía y me dijo que lo hacía todos los días y me dio sus señas, yo le escribí y el me mandó una foto, pero mi madre la rajó y se la devolvió. El se enfadó mucho y no volvió a escribir.

Cuando vino del Servicio militar hablamos y me dijo que por qué le mandé la foto rota, yo le dije que no sabía nada, pero que no podía estar con el porque mis padres no me dejaban.

El se vino con sus padres a Madrid y yo también, pero no nos volvimos a ver.

Mi marido también es de mi pueblo y me quería desde que yo tenía 13 años, pero yo nunca le hice caso. Se marchó a Alemania.

Se murió mi padre y Pedro, mi marido,  me llamó para darme el pésame y para decirme que el me quería, que siempre me había querido. Le escribí y le dije que viniera, que hablando se entiende la gente, nos hicimos novios.

Mi marido ha sido para mi maravilloso, regañamos pero nos queremos. Tenemos dos hijos, y nuestra hija nos ha dado dos nietecitos, que son la alegría de nuestras vidas. Ahora es cuando yo tengo la mayor felicidad con mis dos ángeles.

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